sábado, 28 de noviembre de 2009

EL PEQUEÑO VICTOR ( Primera parte de una historia real)


Víctor nació a las faldas de Somosierra, poco después de estrenarse el siglo XX. No sé si nació el mismo año que otro mozo de trágico y romántico final.

Riaza no era un pueblo cualquiera. Sus habitantes se daban, entre los de la comarca, ciertas ínfulas. No en vano vivían en una población con rango de Villa, cuya historia se remontaba a muchos siglos atrás, allá cuando la zona fue reconquistada a los moros por el año 1050. Quizá el ser tierra de frontera imprimiera a los lugareños un cierto espíritu de coraje y recidumbre.

Víctor era un crio inquieto, soñador, emprendedor. Siempre estaba maquinando.

De niño era aplicado en los estudios, y en la escuela de su pueblo serrano destacó por la pulcritud de su caligrafía, lo ordenado de sus trabajos y la buena disposición a cualquier tarea.

Cuando terminaba el curso, pasaba los veranos entretenido en mil cosas. Cuando saltaba de la cama, el sol empezaba a azotar los espinazos doblados de los que, hoz en mano, recogían las doradas mieses. A los seis años se entretenía ayudando a Fidel a recoger el pasto del prado reservado al toro semental. Manejaba la yunta de bueyes y se admiraba de cuan alto lanzaba Fidel la paja con la horca para amontonarla en el carro.


Correteaba por las eras mientras trillaban la parva, y de vez en cuando se iba con otros chicos a bañarse al río.

No vivían ajenos en su pueblo de los tristes sucesos que acontecían en Barcelona. Sabían de los actos vandálicos que los anarquistas de Solidaridad Obrera y los socialistas de la UGT cometían en Cataluña para desestabilizar el gobierno conservador de Maura. Hasta Riaza llegaron las pavesas de las casi cien iglesias y conventos incendiados por los "antimilitaristas"en Barcelona, dejando a las tradicionales gentes segovianas, atónitas ante semejantes actos.

En cierta ocasión vino a pasar unos días de descanso un joven escritor de Madrid que vino a hospedarse frente por frente a la casa del pequeño Víctor, el cual se ganó la confianza y las simpatías del visitante. Muchas veces le acompañó en largos paseos por los infinitos robledales que rodean el pueblo y hasta subían hasta la antigua Ermita de Hontanares, donde Don Ramón, que así se llamaba el veraneante, pudo vislumbrar no solo el imponente Pico del Lobo o las grandes llanuras castellanas, sino la avidez de aprender del pequeño Víctor que escuchaba las mil historias que le contaba de la Gran Guerra mundial, pues Don Ramón recorría toda Europa como corresponsal de prensa. Firmaba sus crónicas como Ramón Pérez de Ayala.

Víctor esperaba impaciente la venida del verano para escuchar las asombrosas historias que Don Ramón le contaba. Le hablaba de sus amigos, el gallego Ramón María, de Jacinto y de Juan Ramón. No solo le hablaba de ellos, también le regaló ejemplares de sus obras que el tiempo las hizo perder. Lo que no perdió jamás Víctor, eran las ganas de salir del pueblo. Desde muy joven entendió que su lugar no era el pueblo. Quizá no llegaría a ser un gran literato como Don Ramón pero supo que cuando tuviera la ocasión, marcharía a Madrid.

Así es como con dieciséis años recién cumplidos se montó en un camión de mercancías destino a la capital. No marchó a la aventura, traía consigo unos cuantos duros para empezar su nueva vida. No volvió jamas a ver a su Virgen de Hontanares.


De las muchas cosas que le acontecieron, en próximas entradas.

2 comentarios:

  1. ¿El gallego Ramón María no será por casualidad Valle-Inclán?. Es que hace unos dias tuve que leer su libro "Luces de bohemia" y la verdad es que tiene un contenido algo anti-sistema.

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  2. Estimado Soldado-Vikingo.
    Es muy grata tu visita en mis espacios y mas grato todavía el comentario que has dejado en esta entrada tan atípica.
    Efectivamente, Ramón María es Valle-Inclán. Menudo especímen!
    Esta entrada y alguna más que vendrá en los siguientes días, vienen a modo de contestación a la ley de memoria histórica. Mucho ha hablado Zapatero de su abuelo. Pues bien, Victor no es un personaje de ficción, era mi abuelo, y te aconsejo Soldado-Vikingo que estes al tanto de estas entradas que hago en su recuerdo, porque seguro que te van a sorprender.
    Lo dicho. Muchas gracias por tu comentario.

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Rafa España YA NO publicará todos los comentarios.
Así que ten cuidado con lo que escribes, me reservo el derecho a dejarlo expuesto para escarnio.