Quiero compartir con vosotros un ciclo de tres conferencias ,a las que asistí, que D. Julián Marías impartió en el Instituto Internacional bajo el título de "La invención de España".
Madrid, Marzo 1984.
Pues bien, esto se puede aplicar al fenómeno general de la sociedad, pero se puede aplicar también a cada una de las sociedades humanas; precisamente cuanta más realidad tenga, más sensible es esto. Esto es sumamente importante. Creo que los historiadores y los sociólogos, cada uno a su manera y por razones diferentes, han atendido demasiado a los hechos. "Los hechos" -participio pasivo- es lo "que se ha hecho". O bien los historiadores fundamentalmente insistirán en el pasado. El pasado es otro participio pasivo, es "lo que ha pasado". No es que esto no tenga importancia y que no tenga realidad. Por supuesto, la tiene. Pero, ¿basta con ello?¿basta con eso?.
Si ustedes piensan en España, ¿Ustedes piensan solamente en lo que los españoles hemos hecho? ¿o en lo que nos ha pasado?. Evidentemente es indispensable. Sí, pero lo que constituye últimamente España es lo que no hemos hecho ni nos ha pasado, lo que tal vez nos pase o tal vez hagamos. Es decir el proyecto colectivo en cada instante. Y esto, claro está, se refiere a eso que ha pasado, a eso que hemos hecho, antes de que pasara, antes de que lo hiciéramos. Si queremos entender la realidad de España es menester verla como no pasada; hay que verla no "a toro pasado" diríamos, hay que verla haciéndose, o de un modo inminente, o de un modo puramente proyectivo o programático.
Fíjense ustedes que rara vez en un libro de Historia se ve esa realidad pretérita programáticamente. Si se la presenta como ya hecha, desaparece su mas propia realidad, que era justamente el ir a hacerse o el estarse haciendo. Por eso una visión puramente pretérita del pasado, resulta engañosa, no lo entendemos, porque no lo vemos como futuro. Fue antes de ser presente y enseguida pasado.
Esto me parece una justificación suficiente de que haya elegido este título para hablar de la constitución de España como nación al final de la Edad Media, en los albores del renacimiento.
Ante todo, tenemos que considerar el escenario español, es decir, el escenario en el cual va a acontecer ese drama, cuya historia complejísima es la Historia de España. Ustedes saben que se ha hablado de Iberia, se ha hablado de Hispania (que quiere decir lo mismo; por eso cuando se discute sobre si hablar de Iberoamérica o Hispanoamérica, quiere decir exactamente igual). Es un territorio, es un ámbito. Es un solo territorio y se ha visto así desde la antigüedad. La Península ibérica ha sido vista como una realidad unitaria desde la antigüedad: desde cuando no había España, por supuesto. Si ustedes consideran la estructura de España - de la Península, para hablar de una realidad no histórica-, nos encontramos con que está compuesta de una gran meseta dividida en dos partes por el Sistema Central, y lo que podemos llamar sus accidentes. Es decir, que desde el punto de vista geográfico-físico hay una meseta que es el centro precisamente -lo que luego será Castilla-, es el lugar en que se encuentran las demás regiones españolas, que se apoyan en la meseta, que es la condición de que tengan que ver unas con otras. Si no se apoyaran en la meseta, si no se encontraran en ella, no tendrían que ver nada: Galicia no tendría que ver con Cataluña, con Valencia, con Andalucía.
Justamente se apoyan físicamente en la meseta, y justamente éso es lo que hace que se constituyan una inidad y tengan que ver entre sí.
Es decir, si tomamos una consideración muy remota, diríamos que los habitantes de la Península estaban unidos solamente por el suelo en que vivían: no por otra cosa. Ustedes saben que la variedad social, étnica, cultural, de los pueblos que habitan la Península ibérica en la época prerromana es una variedad enorme, con vínculos muy escasos, muy dudosos. El vínculo es justamente ese territorio en el cual están.
Podríamos decir que España es por de pronto una estructura cuyo destino es llegar a ser una nación. ¿Cuando?. Esto ya depende de la Historia, depende de mil azares, depende de proyectos individuales y de proyectos colectivos.
Naturalmente el paso decisivo, lo que va a hacer posible en una primera posibilidad, la constitución de eso que será en su día España, es la romanización. La romanización significa muchas cosas -no sería de este lugar el detallarlas--, pero no olviden ustedes dos o tres factores capitales: la romanización supone por lo pronto la urbanización, es decir, la creación de ciudades. Había habido ciudades anteriores; había algunas ciudades en la península, por ejemplo Cádiz e incluso Sevilla son prerromanas, y alguna mas. Pero la urbanización general, justamente el que en España haya ciudades, es el resultado de la romanización. Las ciudades son los lugares donde una sociedad adquiere conciencia de sí misma, en que se supera hasta cierto punto la dispersión, y hay una manera de reflejarse o espejarse a sí misma la realidad de estas sociedades. La romanización significa además una unificación lingüística (ustedes imaginen la pluralidad lingüística de la Península, compuesta de realidades incomunicates), religiosa, territorial, administrativa, física (por las calzadas que hacen posibles las comunicaciones entre las diferentes partes de la Península).
Se producen después las invasiones bárbaras. Hay ahí un problema muy importante. Ustedes saben que ahora tiende a hacerse una Historia cuantitativa, que es cualquier cosa menos Historia. Pero hay un factor cuantitativo en la Historia que es fundamental, y es muy difícil determinarlo. Se pregunta uno ¿cuántos eran los invasores bárbaros?. No es muy claro. Los cálculos -muy inexactos, muy inseguros- dan un número de 300.000 a 400.000. Tampoco se sabe cuál era la población de España, de los hispánicos, los diferentes pueblos hispánicos romanizados; puede ocurrir que llegaran a unos 8 o 9 millones. Son cifras no muy seguras y por supuesto nada exactas, pero hay una cosa muy importante que es el orden de magnitud. Es decir, me da igual que los germánicos fueran en lugar de 300.000, 500.000; me da igual que los habitantes anteriores en lugar de ser 8 millones, fueran 7 o fueran 10. Es igual. Lo que quiere decir y lo que históricamente es importante es que eran muchísimos mas que los germánicos. Esto es lo interesante. Y por consiguiente representan étnicamente, demográficamente, un ingrediente menor - sensible, no un mero estímulo: bastante más, pero no más que eso-. Y se va produciendo una unificación entre los hispanorromanos y los gothii, los invasores, especialmente desde el tiempo de Recaredo, cuando se llega a una unión religiosa, se acortan las distancias entre la población de origen sobre todo visigodo y los hispanorromanos. Y entonces empieza a despertar un patriotismo "español", entre comillas, porque no acaba de serlo, pero tampoco deja de serlo. Ustedes piensen por ejemplo en Pridencio o en San Isidoro: Evidentemente hay un patriotismo español bien claro. Dirán ustedes lo que no está claro es qué quiere decir "español". ¡De acuerdo!. Llamenlo ustedes como quieran.
Piensen por ejemplo en la función unificadora que tienen los Concilios de Toledo. Cuando Américo Castro tenía la tesis de la no hispanidad de los visigodos - consideraba que España comienza con la Reconquista, y precisamente explicaba por ella la influencia de la Iglesia en la vida española social y política..., creo que olvidaba que ese fenómeno de la influencia eclesiástica es visible más que nunca quizá en la época visigoda; es decir, cuando no había Reconquista, antes de la invasión árabe. De modo que si ese carácter es muy propio de España, entonces lo de la no-hispanidad de los visigodos resulta un poco problemática.
Lo que pasa es que de los visigodos no sabemos mucho. Nos resulta muy difícil de entender, por una razón: no por falta de documentos sino por falta de ficción. No tenemos ningún tipo de ficción de la época visigoda, entonces es muy difícil imaginar la vida, es difícil de imaginar la forma de la vida. Si ustedes empiezan a leer romances o cantares de gesta,ahí se ve lo que era vivir en España en la Edad Media y podemos imaginarla. Y por supuesto, de ahí en adelante. Pero en la época visigoda, ¿qué era vivir en la Sevilla de San Isidoro?. No es nada fácil imaginarlo: por falta de ficción, precisamente, no falta de documentos que hay muchísimos.
No olviden tampoco que el latín es la lengua general, pero la lengua general culta, la lengua general del clero, de los gobernantes, de los intelectuales en la medida en que los había...Pero esa lengua empieza a transformarse, y muy pronto, desde luego visigoda ya, hay romance: no un romance, sino muchos romances, muy fluidos, muy combatientes, muy variables. Hay en muchos lugares de Andalucía, por ejemplo en Granada, hay toponímicos que terminan en "eira" o en "oira", y todo el mundo dice: "Claro, los gallegos de la repoblación después de la Reconquista". Pues no. Resulta que en la mayor parte de los casos son muy anteriores, y es que esas formas se daban en los romances antes de la fijación del castellano, de modo que a veces son muy antiguos, incluso antes de la invasión musulmana.
Lo mismo cuando en un lugar de España bastante al sur, se encuentra un nombre que parece vasco, y se dice "los vascos llegaron aquí". No. No es que llegaran aquí, es que el vascuence es una de las lenguas prerromanas, y había otras lenguas parecidas, y evidentemente había formas parecidas a las vascas, pero no quiere decir que los vascos hayan llegado allí, sino que se habló antes de la romanización. Por ejemplo, al lado de Numancia, en Soria, hay un pueblo que se llama Garray; todo el mundo piensa que es el Garay vasco, pero no quiere decir que sea un nombre vasco: es un nombre parecido a los nombres vascos, porque probablemente las poblaciones prerromanas hablaban una lengua parecida al vascuence.
Son cosas muy resbaladizas, lo mismo que la semejanza de los toponímicos suele ser muy engañosa hay que andar con cien ojos para no equivocarse.
Saben ustedes que en el año 711 se produce la invasión musulmana. Iba a decir la invasión árabe, pero es que es una exageración. Invasión musulmana, sí; los árabes eran los menos, la mayor parte eran bereberes; había yemeníes, pero había norteafricanos. Y volvemos a tratar de cuantificar: ¿Cuántos eran?. Tampoco se sabe muy bien, pero lo que parece seguro es que no llegaban a 50.000. Probablemente bastante menos. Lo cual no es extraño, porque ustedes saben que venían de Africa en barcos. Ustedes saben lo que eran los barcos de comienzos del siglo VIII: mas o menos unas cáscaras de nuez. Y venían con pertrechos y caballos. Era además naturalmente un ejército, compuesto sólo de hombres. Es decir, son unas decenas de millares de soldados: la mayor parte bereberes, un tercio tal vez árabes.
Y entonces ésta es justamente la minoría militar dominante prácticamente en toda España. Luego naturalmente será en menos. Y entonces se produce una islamización de los hispanii, de estos hispanii que eran hispano-romanos gotizados. Pero si miramos desde el punto de vista étnico, esto sí que es apenas un fermento. Ocupan naturalmente los puestos directivos, producen una islamización de gran parte de España, el árabe va a ser la lengua de la cultura, la lengua oficial, de la administración; por debajo se siguen hablando los múltiples romances, que se llamarán, por ejemplo, romances mozárabes (de los que hay una pluralidad), pero el cambio no es tan grande.
Ahora, lo que me parece muy importante es que se produce entre los cristianos un rechazo, muy asombroso si se estudio bien, del dominio musulman. Ortega dice en "La España invertebrada", "¿Cómo se puede llamar reconquista a una cosa que dura ocho siglos?". Y esto hace una fuerte impresión. Ocho siglos son muchos siglos, es una era histórica. Evidentemente, si pensamos en la Reconquista, no es que sea una campaña, no hay campañas de ocho siglos. Cuando uno piensa un poco más sobre el asunto, se encuentra uno con algo muy curioso y es la permanente no aceptación de la invasión árabe. Es decir, que es vivida por los cristianos como un contratiempo; es algo que ha ocurrido -un desastre-, pero algo provisional. Dirán ustedes: ¿Hasta cuándo?. Quinientos años después de la invasión árabe, se sigue considerando como un contratiempo y como algo pasajero.
De manera que si bien tiene razón Ortega en que no se puede llamar Reconquista a algo que dura ocho siglos, hay que preguntarse, ¿y cómo se puede llamar a una cosa que los españoles siguen queriendo durante ocho siglos?. Este es el problema: si no reconocemos una cosa cometemos un error; si no reconocemos la otra, cometemos otro.
¿Cómo se sienten estos hombres? Hay bastantes testimonios de todo el tiempo de cómo se han sentido lo que se llama la pérdida de España. Nosotros tenemos la imagen de que prácticamente toda España queda anegada de la invasión musulmana; después se va retirando muy lentamente; hacia el año mil se llega a la linea del Duero; en 1085 se llega a la linea del Tajo con la toma de Toledo; en el siglo XIII se reconquista ya Córdoba, Sevilla...Es muy lento. Pero entonces piensa uno que los españoles, durante un tiempo muy largo -por lo menos hasta el año mil, cuando se dice "¡fuera de aquí!"- se entiende primariamente la España árabe -Al-Andalus-; sí, pero resulta que la mayor parte de los habitantes de Al-Andalus eran simplemente hispanii, y cuando vienen cantidades mayores con las invasiones africanas, que son los que ejercen el poder de hecho, entonces nos encontramos con que los africanos son algo de la España árabe -los opresores-, y los hispanii, son los oprimidos.
Esto nos revela que no entendemos bien cómo se han sentido estos hombres en este momento. Entonces, ¿Que ha sido esta Reconquista tan extraña que Ortega no ve como puede ser, y que sin embargo aparece como una meta permanente?. Cuando se lucha, cuando no se lucha, cuando se hace como que se lucha, a lo largo de cerca de ocho siglos. Yo creo que la Reconquista es la reconquista de una España unitaria que no había existido. Esta es la paradoja. ¿Empiezan ustedes a entender por qué hablo de la invención de España?
Buenas tardes. Volvemos a vernos para hablar de un tema que a mí me interesa particularmente y creo que se puede llamar "La invención de España".
La palabra "invención" en su sentido etimológico latino, quiere decir "descubrimiento", "hallazgo". Lo que llamamos inventar es encontrar, hallar, descubrir. Pero no omitimos tampoco el sentido mas concreto de la palabra "invención" en español. Y la idea es que España en cierto modo es descubierta -ya veremos cómo y en qué proceso-, pero al mismo tiempo es inventada, en el sentido de la imaginación, de la creación. España es una creación fundamentalmente imaginativa; esto se podría quizá aplicar a cualquier gran pueblo, a cualquier gran nación, pero creo que por razones muy concretas que trataré de mostrar, esto se puede aplicar todavía mas al caso de España.
La palabra "España" tiene una pluralidad de significación; quiere decir varias cosas, no independientes, ciertamente, pero sí distintas. Por una parte es un ámbito , un espacio, por otra parte es una sociedad; Por otra parte, desde cierto momento, no antes, es una nación. Son tres realidades cronológicamente sucesivas. Lo primero, claro está es el ámbito, es ese espacio que se llamará en su momento España; hay luego después España en un sentido social: la sociedad española; finalmente llegará a haber la sociedad española en la cual estamos, a la cual pertenecemos.
Es decir, se va constituyendo a lo largo de bastante tiempo -a lo largo de un muy largo tiempo- una forma de vida, una manera de instalación, una manera colectiva de instalación. Podríamos decir que un pueblo es alguien colectivo; empleo la palabra "alguien" precisamente para indicar el carácter personal. El carácter personal corresponde primariamente y fundamentalmente a un individuo: es un hombre o una mujer quien es propiamente alguien. Pero nos encontramos al hablar de las realidades colectivas con que no son en sentido estricto personas: pero tampoco son cosas. Es decir, si nos repugna un poco emplear la palabra alguien para designar un pueblo, una colectividad humana, evidentemente nos repugnaría todavía mas emplear algo. Es justamente una esencial equivocidad que tiene ese fenómeno extraño, ese fenómeno apasionante que es la vida colectiva; que es colectiva, que no es estrictamente vida, en el sentido pleno de la vida individual, pero tampoco es otra cosa que vida.
La palabra "invención" en su sentido etimológico latino, quiere decir "descubrimiento", "hallazgo". Lo que llamamos inventar es encontrar, hallar, descubrir. Pero no omitimos tampoco el sentido mas concreto de la palabra "invención" en español. Y la idea es que España en cierto modo es descubierta -ya veremos cómo y en qué proceso-, pero al mismo tiempo es inventada, en el sentido de la imaginación, de la creación. España es una creación fundamentalmente imaginativa; esto se podría quizá aplicar a cualquier gran pueblo, a cualquier gran nación, pero creo que por razones muy concretas que trataré de mostrar, esto se puede aplicar todavía mas al caso de España.
La palabra "España" tiene una pluralidad de significación; quiere decir varias cosas, no independientes, ciertamente, pero sí distintas. Por una parte es un ámbito , un espacio, por otra parte es una sociedad; Por otra parte, desde cierto momento, no antes, es una nación. Son tres realidades cronológicamente sucesivas. Lo primero, claro está es el ámbito, es ese espacio que se llamará en su momento España; hay luego después España en un sentido social: la sociedad española; finalmente llegará a haber la sociedad española en la cual estamos, a la cual pertenecemos.
Es decir, se va constituyendo a lo largo de bastante tiempo -a lo largo de un muy largo tiempo- una forma de vida, una manera de instalación, una manera colectiva de instalación. Podríamos decir que un pueblo es alguien colectivo; empleo la palabra "alguien" precisamente para indicar el carácter personal. El carácter personal corresponde primariamente y fundamentalmente a un individuo: es un hombre o una mujer quien es propiamente alguien. Pero nos encontramos al hablar de las realidades colectivas con que no son en sentido estricto personas: pero tampoco son cosas. Es decir, si nos repugna un poco emplear la palabra alguien para designar un pueblo, una colectividad humana, evidentemente nos repugnaría todavía mas emplear algo. Es justamente una esencial equivocidad que tiene ese fenómeno extraño, ese fenómeno apasionante que es la vida colectiva; que es colectiva, que no es estrictamente vida, en el sentido pleno de la vida individual, pero tampoco es otra cosa que vida.
Pues bien, esto se puede aplicar al fenómeno general de la sociedad, pero se puede aplicar también a cada una de las sociedades humanas; precisamente cuanta más realidad tenga, más sensible es esto. Esto es sumamente importante. Creo que los historiadores y los sociólogos, cada uno a su manera y por razones diferentes, han atendido demasiado a los hechos. "Los hechos" -participio pasivo- es lo "que se ha hecho". O bien los historiadores fundamentalmente insistirán en el pasado. El pasado es otro participio pasivo, es "lo que ha pasado". No es que esto no tenga importancia y que no tenga realidad. Por supuesto, la tiene. Pero, ¿basta con ello?¿basta con eso?.
Creo que no han reparado lo suficiente y con los conceptos adecuados justamente en el futuro, en el proyecto o programa de la vida colectiva, en lo que "no ha pasado", por lo menos "todavía no ha pasado", y acaso no pase nunca. Pero eso que no ha pasado todavía y a lo mejor no pasa nunca, forma parte de la realidad. Del mismo modo que forma parte -y parte esencial- de mi vida personal, lo que no he hecho, lo que no me ha pasado, incluso aunque no lo vaya a hacer nunca o no me pase; es decir, lo que es en mi vida proyecto, de una manera traslaticia, no literalmente igual, por supuesto, se puede aplicar a una sociedad humana, a una colectividad humana también. Y eso es lo que a última hora la constituye.
Si ustedes piensan en España, ¿Ustedes piensan solamente en lo que los españoles hemos hecho? ¿o en lo que nos ha pasado?. Evidentemente es indispensable. Sí, pero lo que constituye últimamente España es lo que no hemos hecho ni nos ha pasado, lo que tal vez nos pase o tal vez hagamos. Es decir el proyecto colectivo en cada instante. Y esto, claro está, se refiere a eso que ha pasado, a eso que hemos hecho, antes de que pasara, antes de que lo hiciéramos. Si queremos entender la realidad de España es menester verla como no pasada; hay que verla no "a toro pasado" diríamos, hay que verla haciéndose, o de un modo inminente, o de un modo puramente proyectivo o programático.
Fíjense ustedes que rara vez en un libro de Historia se ve esa realidad pretérita programáticamente. Si se la presenta como ya hecha, desaparece su mas propia realidad, que era justamente el ir a hacerse o el estarse haciendo. Por eso una visión puramente pretérita del pasado, resulta engañosa, no lo entendemos, porque no lo vemos como futuro. Fue antes de ser presente y enseguida pasado.
Esto me parece una justificación suficiente de que haya elegido este título para hablar de la constitución de España como nación al final de la Edad Media, en los albores del renacimiento.
Ante todo, tenemos que considerar el escenario español, es decir, el escenario en el cual va a acontecer ese drama, cuya historia complejísima es la Historia de España. Ustedes saben que se ha hablado de Iberia, se ha hablado de Hispania (que quiere decir lo mismo; por eso cuando se discute sobre si hablar de Iberoamérica o Hispanoamérica, quiere decir exactamente igual). Es un territorio, es un ámbito. Es un solo territorio y se ha visto así desde la antigüedad. La Península ibérica ha sido vista como una realidad unitaria desde la antigüedad: desde cuando no había España, por supuesto. Si ustedes consideran la estructura de España - de la Península, para hablar de una realidad no histórica-, nos encontramos con que está compuesta de una gran meseta dividida en dos partes por el Sistema Central, y lo que podemos llamar sus accidentes. Es decir, que desde el punto de vista geográfico-físico hay una meseta que es el centro precisamente -lo que luego será Castilla-, es el lugar en que se encuentran las demás regiones españolas, que se apoyan en la meseta, que es la condición de que tengan que ver unas con otras. Si no se apoyaran en la meseta, si no se encontraran en ella, no tendrían que ver nada: Galicia no tendría que ver con Cataluña, con Valencia, con Andalucía.
Justamente se apoyan físicamente en la meseta, y justamente éso es lo que hace que se constituyan una inidad y tengan que ver entre sí.
Es decir, si tomamos una consideración muy remota, diríamos que los habitantes de la Península estaban unidos solamente por el suelo en que vivían: no por otra cosa. Ustedes saben que la variedad social, étnica, cultural, de los pueblos que habitan la Península ibérica en la época prerromana es una variedad enorme, con vínculos muy escasos, muy dudosos. El vínculo es justamente ese territorio en el cual están.
Podríamos decir que España es por de pronto una estructura cuyo destino es llegar a ser una nación. ¿Cuando?. Esto ya depende de la Historia, depende de mil azares, depende de proyectos individuales y de proyectos colectivos.
Naturalmente el paso decisivo, lo que va a hacer posible en una primera posibilidad, la constitución de eso que será en su día España, es la romanización. La romanización significa muchas cosas -no sería de este lugar el detallarlas--, pero no olviden ustedes dos o tres factores capitales: la romanización supone por lo pronto la urbanización, es decir, la creación de ciudades. Había habido ciudades anteriores; había algunas ciudades en la península, por ejemplo Cádiz e incluso Sevilla son prerromanas, y alguna mas. Pero la urbanización general, justamente el que en España haya ciudades, es el resultado de la romanización. Las ciudades son los lugares donde una sociedad adquiere conciencia de sí misma, en que se supera hasta cierto punto la dispersión, y hay una manera de reflejarse o espejarse a sí misma la realidad de estas sociedades. La romanización significa además una unificación lingüística (ustedes imaginen la pluralidad lingüística de la Península, compuesta de realidades incomunicates), religiosa, territorial, administrativa, física (por las calzadas que hacen posibles las comunicaciones entre las diferentes partes de la Península).
Se producen después las invasiones bárbaras. Hay ahí un problema muy importante. Ustedes saben que ahora tiende a hacerse una Historia cuantitativa, que es cualquier cosa menos Historia. Pero hay un factor cuantitativo en la Historia que es fundamental, y es muy difícil determinarlo. Se pregunta uno ¿cuántos eran los invasores bárbaros?. No es muy claro. Los cálculos -muy inexactos, muy inseguros- dan un número de 300.000 a 400.000. Tampoco se sabe cuál era la población de España, de los hispánicos, los diferentes pueblos hispánicos romanizados; puede ocurrir que llegaran a unos 8 o 9 millones. Son cifras no muy seguras y por supuesto nada exactas, pero hay una cosa muy importante que es el orden de magnitud. Es decir, me da igual que los germánicos fueran en lugar de 300.000, 500.000; me da igual que los habitantes anteriores en lugar de ser 8 millones, fueran 7 o fueran 10. Es igual. Lo que quiere decir y lo que históricamente es importante es que eran muchísimos mas que los germánicos. Esto es lo interesante. Y por consiguiente representan étnicamente, demográficamente, un ingrediente menor - sensible, no un mero estímulo: bastante más, pero no más que eso-. Y se va produciendo una unificación entre los hispanorromanos y los gothii, los invasores, especialmente desde el tiempo de Recaredo, cuando se llega a una unión religiosa, se acortan las distancias entre la población de origen sobre todo visigodo y los hispanorromanos. Y entonces empieza a despertar un patriotismo "español", entre comillas, porque no acaba de serlo, pero tampoco deja de serlo. Ustedes piensen por ejemplo en Pridencio o en San Isidoro: Evidentemente hay un patriotismo español bien claro. Dirán ustedes lo que no está claro es qué quiere decir "español". ¡De acuerdo!. Llamenlo ustedes como quieran.
Piensen por ejemplo en la función unificadora que tienen los Concilios de Toledo. Cuando Américo Castro tenía la tesis de la no hispanidad de los visigodos - consideraba que España comienza con la Reconquista, y precisamente explicaba por ella la influencia de la Iglesia en la vida española social y política..., creo que olvidaba que ese fenómeno de la influencia eclesiástica es visible más que nunca quizá en la época visigoda; es decir, cuando no había Reconquista, antes de la invasión árabe. De modo que si ese carácter es muy propio de España, entonces lo de la no-hispanidad de los visigodos resulta un poco problemática.
Lo que pasa es que de los visigodos no sabemos mucho. Nos resulta muy difícil de entender, por una razón: no por falta de documentos sino por falta de ficción. No tenemos ningún tipo de ficción de la época visigoda, entonces es muy difícil imaginar la vida, es difícil de imaginar la forma de la vida. Si ustedes empiezan a leer romances o cantares de gesta,ahí se ve lo que era vivir en España en la Edad Media y podemos imaginarla. Y por supuesto, de ahí en adelante. Pero en la época visigoda, ¿qué era vivir en la Sevilla de San Isidoro?. No es nada fácil imaginarlo: por falta de ficción, precisamente, no falta de documentos que hay muchísimos.
No olviden tampoco que el latín es la lengua general, pero la lengua general culta, la lengua general del clero, de los gobernantes, de los intelectuales en la medida en que los había...Pero esa lengua empieza a transformarse, y muy pronto, desde luego visigoda ya, hay romance: no un romance, sino muchos romances, muy fluidos, muy combatientes, muy variables. Hay en muchos lugares de Andalucía, por ejemplo en Granada, hay toponímicos que terminan en "eira" o en "oira", y todo el mundo dice: "Claro, los gallegos de la repoblación después de la Reconquista". Pues no. Resulta que en la mayor parte de los casos son muy anteriores, y es que esas formas se daban en los romances antes de la fijación del castellano, de modo que a veces son muy antiguos, incluso antes de la invasión musulmana.
Lo mismo cuando en un lugar de España bastante al sur, se encuentra un nombre que parece vasco, y se dice "los vascos llegaron aquí". No. No es que llegaran aquí, es que el vascuence es una de las lenguas prerromanas, y había otras lenguas parecidas, y evidentemente había formas parecidas a las vascas, pero no quiere decir que los vascos hayan llegado allí, sino que se habló antes de la romanización. Por ejemplo, al lado de Numancia, en Soria, hay un pueblo que se llama Garray; todo el mundo piensa que es el Garay vasco, pero no quiere decir que sea un nombre vasco: es un nombre parecido a los nombres vascos, porque probablemente las poblaciones prerromanas hablaban una lengua parecida al vascuence.
Son cosas muy resbaladizas, lo mismo que la semejanza de los toponímicos suele ser muy engañosa hay que andar con cien ojos para no equivocarse.
Saben ustedes que en el año 711 se produce la invasión musulmana. Iba a decir la invasión árabe, pero es que es una exageración. Invasión musulmana, sí; los árabes eran los menos, la mayor parte eran bereberes; había yemeníes, pero había norteafricanos. Y volvemos a tratar de cuantificar: ¿Cuántos eran?. Tampoco se sabe muy bien, pero lo que parece seguro es que no llegaban a 50.000. Probablemente bastante menos. Lo cual no es extraño, porque ustedes saben que venían de Africa en barcos. Ustedes saben lo que eran los barcos de comienzos del siglo VIII: mas o menos unas cáscaras de nuez. Y venían con pertrechos y caballos. Era además naturalmente un ejército, compuesto sólo de hombres. Es decir, son unas decenas de millares de soldados: la mayor parte bereberes, un tercio tal vez árabes.
Y entonces ésta es justamente la minoría militar dominante prácticamente en toda España. Luego naturalmente será en menos. Y entonces se produce una islamización de los hispanii, de estos hispanii que eran hispano-romanos gotizados. Pero si miramos desde el punto de vista étnico, esto sí que es apenas un fermento. Ocupan naturalmente los puestos directivos, producen una islamización de gran parte de España, el árabe va a ser la lengua de la cultura, la lengua oficial, de la administración; por debajo se siguen hablando los múltiples romances, que se llamarán, por ejemplo, romances mozárabes (de los que hay una pluralidad), pero el cambio no es tan grande.
Ahora, lo que me parece muy importante es que se produce entre los cristianos un rechazo, muy asombroso si se estudio bien, del dominio musulman. Ortega dice en "La España invertebrada", "¿Cómo se puede llamar reconquista a una cosa que dura ocho siglos?". Y esto hace una fuerte impresión. Ocho siglos son muchos siglos, es una era histórica. Evidentemente, si pensamos en la Reconquista, no es que sea una campaña, no hay campañas de ocho siglos. Cuando uno piensa un poco más sobre el asunto, se encuentra uno con algo muy curioso y es la permanente no aceptación de la invasión árabe. Es decir, que es vivida por los cristianos como un contratiempo; es algo que ha ocurrido -un desastre-, pero algo provisional. Dirán ustedes: ¿Hasta cuándo?. Quinientos años después de la invasión árabe, se sigue considerando como un contratiempo y como algo pasajero.
De manera que si bien tiene razón Ortega en que no se puede llamar Reconquista a algo que dura ocho siglos, hay que preguntarse, ¿y cómo se puede llamar a una cosa que los españoles siguen queriendo durante ocho siglos?. Este es el problema: si no reconocemos una cosa cometemos un error; si no reconocemos la otra, cometemos otro.
¿Cómo se sienten estos hombres? Hay bastantes testimonios de todo el tiempo de cómo se han sentido lo que se llama la pérdida de España. Nosotros tenemos la imagen de que prácticamente toda España queda anegada de la invasión musulmana; después se va retirando muy lentamente; hacia el año mil se llega a la linea del Duero; en 1085 se llega a la linea del Tajo con la toma de Toledo; en el siglo XIII se reconquista ya Córdoba, Sevilla...Es muy lento. Pero entonces piensa uno que los españoles, durante un tiempo muy largo -por lo menos hasta el año mil, cuando se dice "¡fuera de aquí!"- se entiende primariamente la España árabe -Al-Andalus-; sí, pero resulta que la mayor parte de los habitantes de Al-Andalus eran simplemente hispanii, y cuando vienen cantidades mayores con las invasiones africanas, que son los que ejercen el poder de hecho, entonces nos encontramos con que los africanos son algo de la España árabe -los opresores-, y los hispanii, son los oprimidos.
Por ejemplo, la adtitud de Mutamid, cuando pierde todo su poder y se ve en crisis la cultura del reino de Sevilla que era muy refinada...Es decir, cuando nosotros hablamos de las influencias árabes en España...son enormes, quién lo duda. Lo que no estoy tan seguro es de que sean árabes. ¿Son árabes? Yo creo que son más bien andaluzas o andalusíes. Hay influencias que se dicen árabes que son del Mediterraneo. En cuanto uno ve unos dulces con almendras y miel, dice: "¡Claro, la pastelería árabe!". Bueno...es el Mediterraneo. En todo el Mediterráneo se comen dulces con almendras y miel, y antes de la invasión árabe y en donde no ha habido árabes y en todas partes.
Lo curioso del caso, lo más interesante, es que España, cuando está practicamente ocupada, recubierta toda por la dominación árabe, se siente y se afirma como cristiana. Y esto quiere decir históricamente europea, es decir, occidental. Claro, cuando los españoles se llaman a sí mismos los cristianos, claro está: en cuanto cristianos, se oponen a los musulmanes. Adviertan ustedes que la dominación musulmana, ya desde el siglo VIII, cubre todo el Mediterraneo sur y España y Sicilia...Pero todo el norte de Africa, que era algo absolutamente helenizado y romanizado, según las partes, y cristianizado nomenos que España, queda islamizado a perpetuidad, hasta hoy por lo pronto. Desde Egipto hasta el Magreb, toda Africa que era -repito- helenizada y latinizada y había comunidades cristianas mucho mas importantes que las españolas -piensen en San Agustín, por ejemplo-, y sin embargo quedan anegadas, ya de un modo permanente por el Islam.
Mientras que en España no ocurre esto. Hay una no aceptación, una absoluta no aceptación de este hecho. Es la pérdida de España. Hay por ejemplo, desde la Crónica Mozárabe del año 754, en que se dice: "Ruinas de España, antes deliciosa y ahora mísera". Sí, dirán ustedes, pero esto es muy reciente todavía, son unos pocos decenios despues de la invasión, pero todo el tiempo se habla de destrucción, de perecer de España, pérdida y destrucción de España... y así hasta el siglo XIII. Y es curioso que siempre se habla de España: "España la gentil fue luego destruída", dice el poema de Fernán González. Se sigue considerando que es un dominio provisional cuando han pasado cinco siglos. Esto no se lo 'puede uno saltar: es algo absolutamente nuevo y extrañísimo. El que no es capaz de extrañarse no entiende nunca nada. A mí me extraña profundamente cómo puede ocurrir que a los cinco siglos los cristianos puedan creer que aquello es un contratiempo, que las cosas han salido mal, pero que aquello no puede durar.
Esto nos revela que no entendemos bien cómo se han sentido estos hombres en este momento. Entonces, ¿Que ha sido esta Reconquista tan extraña que Ortega no ve como puede ser, y que sin embargo aparece como una meta permanente?. Cuando se lucha, cuando no se lucha, cuando se hace como que se lucha, a lo largo de cerca de ocho siglos. Yo creo que la Reconquista es la reconquista de una España unitaria que no había existido. Esta es la paradoja. ¿Empiezan ustedes a entender por qué hablo de la invención de España?
Se tiende a pensar que lo que se reconquistan son los reinos medievales. ¡Ah no!, . Los reinos medievales no se reconquistan porque no existían. Es evidente que no existía ni Galicia, ni Castilla, ni Cataluña, ni el País Vasco, ni Aragón, ni Navarra...Nada. ¿Entonces, ¿Qué es lo que se reconquista?. Se reconquista España. Y los reinos medievales son el resultado de esa reconquista.
Es decir, hay una España perdida y buscada. A mí esto me recuerda el nombre que daba Aristóteles a la metafísica: "La ciencia buscada". Es la España buscada y que no había existido propiamente nunca. La España visigoda dista mucho de ser lo que llamamos una nación: tenía una unidad muy precaria.Pero precisamente como aparece como la "España perdida", aparece como "perdida"y entonces diríamos que se trata dela resurreción que parte de una idea programática. Esta es la gran paradoja que está en la base del nacimiento de nuestro pais, y que hace que sea un pais muy extraño. Siempre he creído que España es un país sumamente extraño, no en el sentido de que "Spain is different": es algo mucho mas profundo. Pero la historia de España no se ha entendido nunca, porque todo el mundo se ha obstinado en entenderla con el modelo de los que han hecho la historia en la época moderna, que han sido sobre todo franceses, ingleses y alemanes. Y evidentemente no se entiende nada: ¡Qué país tan raro!. Es como si decimos ¡Qué pez tan raro! Y es que no es un pez: es un pájaro. Imaginen ustedes si es raro.
Eso es lo que le pasa a España. No es un país como Francia o como Italia o como Alemania. Es otra cosa bastante distinta, porque ha nacido de una manera muy diferente que estamos tratando muy brevemente de poner ante sus ojos. Y de ahí viene precisamente la diferencia. Hace muchos años yo soñaba con escribir un libro -probablemente hasta empecé a hacerlo- pero probablemente se quedará en proyecto; sería un libro que se titularía "España inteligible". Creo que España es inteligible si uno la mira adecuadamente: es un problema de óptica. Pero este libro será también la "España perdida": algo muy parecido , supongo.
Y esto es fundamental y explica el origen de España: Consideren ustedes un país en la Edad Media; piensen en Francia o en Italia , o en Alemania. Naturalmente eso que llamamos Francia, Italia o Alemania eran territorios divididos enormemente; con vínculos, pero territorio dividido; y los alemanes, franceses e italianos tenían la percepción de esa división y de esa enorme variedad: Todo estaba dividido, incluso atomizado. Pero en el caso de España, no. Es decir, la percepción de la división, en el caso de España, no estorba a la visión de una España una: justamente porque no existe, porque es la España perdida. Lo que tienen los españoles delante no es la realidad dividida de Francia o de Italia: es una idea, es una nostaligia, es la España perdida, una, que aparece como una en un proyecto; aparece como una empresa.
Creo que si planteamos esas cosas empezamos a entenderlas un poco. Entendemos a entender esa extraña presión secular y la conciencia clara de que lo que se está reconquistando es España: no tal o cual territorio, no tal o cual reino, sino España como tal. Esto se refleja en el hecho de cómo se va a llamar España. España se llama España: es Hispania, es simplemente la evolución fonética del nombre latino Hispania, un nombre que designó la península ibérica en la época de la romanización. ¿Cómo se llama Francia? Se llama "Francia", "tierra de francos", los invasores germánicos. El equivalente sería que España se hubiera llamado Gothia o Visigothia. No se llama así ni se ha llamado jamás. O que se hubiera llamado Castilla, que es la parte mayor, que es el reino medieval mas grande que los demás. Tampoco se llama Castilla. Se llama España. Y es interesante ver cómo en las crónicas medievales, el nombre "España" aparece cada vez con mas frecuencia; ya desde el siglo XIV es muy frecuente, pero no digamos cuando llegamos al siglo XV: se emplea constantemente el nombre "España".
Es decir, que hay una Hispania que pre-existe a todos. Los mozárabes se llaman hispanii, o se llaman "spani". Ningún rey se llama "Rex hispanorum", porque no había ningún rey de todos los españoles. Se llaman "Reges Hispaniae", "Reyes de España", varios reyes de España; o se llaman "reges hispanici", "reyes hispánicos". Todos ellos son reyes hispánicos. O hay una fórmula que se emplea constantemente en la Edad Media, que aparece constantemente enlos documentos: "Fulanito de tal, rey en Asturias", o rey "en León" o rey "en Navarra", o rey "en Aragón" o rey "en Castilla", etc "Rey en...". Es uno de los reyes de España "en tal lugar", el que corresponde.
Hay una clara prioridad de España respecto de cada uno de los reinos, que son las localizaciones, las individualizaciones de esos reyes que reinan en España. Diría Jaime I que los reyes de España son "una carn y una sangr", "una carne y una sangre", porque además eran todos ellos parientes, como aparece claramente en el Poema del Cid, cuando se trata de las hijas del Cid: "Hoy los reyes de España nuestros parientes son". Es decir, aparece claramente esa vinculación y esa unidad de los reyes que están en España, que son todos ellos hispánicos, que son las diferentes partes en que se ejerce el poder de esa unidad que se está reconquistando, que es la España perdida, la España encontrada, descubierta, reconstruída, que va a renacer.
Pero la cosa no termina ahí. Hay una noción que va a tener mucha importancia, que es la idea del imperio. Es una idea que excede completamente de España. Hay un famoso imperio romano-germánico. En la mente de los teóricos se trata de restablecer el Imperio Romano; desde Carlomagno se esta intentando reconstruir el imperio. Esto de hecho no es así, no tiene nada que ver, es evidente que el Sacro Imperio Romano-Germánicono tiene mucho que ver con el Imperio Romano. No, no tiene nada que ver mas que en una cosa, que en el propósito: es decir, lo que hay en el modelo mental, el modelo y el recuerdo del Imperio Romano. Lo que se está haciendo es otra cosa: se está haciendo Europa que es algo bien distinto.
Perdonen ustedes una excursión. Europa en definitiva nace de la invasión árabe, porque antes había otra cosa; antes había el mediterranéo, que era un mundo, un mundo común, y la gran vía de comunicación era precisamente elmar. No olviden ustedes que ha sido mucho más facil navegar que andar por la tierra cuando no había carreteras. Es decir, que la comunicación entre el Mediterráneo norte y el Mediterráneo sur, son las dos orillas de una realidad única; y hay una cultura mediterránea y una vuida mediterránea. Pero claro, cuando los musulmanes dominan el Mediterráneo sur, es decir, las costas africanas (hasta las españolas), entonces el Mediterráneo se convierte en una cosa intransitable, entonces se produce una separación. La función que tenía el Mediterráneo justamentede unión, se invierte. Y el norte que sigue siendo cristiano, queda violentamente separado de su otra mitad; eran como dos labios y el labio inferior era el musulmán. Y entonces entra en escena históricamente el Hinterlan del Mediterráneo cristiano: eso va a ser Europa. Lo que eran unas tierras mas o menos hiperbóreas, mas o menos bárbaras, apenas romanizadas...esto se va incorporando poco a poco. Y eso justamente, es decir, las espaldas del Mediterráneo cristiano, va a ser Europa. Por eso les hablaba a ustedes de una excursión, y nunca mejor dicho.
Pues bien, ocurre algo no muy distinto. En España reaparece la idea imperial, naturalmente en un sentido menor, en un sentido reducido. Pero los reyes de Castilla o de León; primero de León, porque los reyes de León tienen la pretensión de restablecer la monarquía visigoda, es decir los que se sienten herederos de la monarquía visigoda son los leoneses, por eso son aristocráticos, conservadores y un poco estáticos, mientras que Castilla es mas avanzada, liberal, más dinámica. Pero , en fín, muy pronto se establece la unión de los dos y esa pretensión de mantener la herencia visigótica, es decir, la idea imperial, que pertenece originariamente a León, después naturalmente Castilla es mas importante y entonces será el reino de León y Castilla o de Castilla y León en una denominación posterior, y esto hasta Alfonso VII , -Menéndez Pidal lo ha documentado hasta la saciedad, que se considera emperador. Y los demás reyes en otras porciones de España, consideran precisamente esta dignidad imperial de Alfonsus Imperator. Y por ejemplo, se llamará Emperador de las tres religiones, en la medida que tiene vasallos cristianos, judios y musulmanes.
Pero despues de Alfonso VII esto cambia; es decir, enbtra en crisis la idea imperial, se debilita enormemente. Y entonces aparece otro concepto, que ha estudaiado admirablemente Menéndez Pidal en un libro dedicado enteramente a este tema, un libro que está agotadísimo que no comprendo cómo no se ha reeditado, porque es un libro apasionante e interesantísismo.
Entonces aparece la idea de los cinco reinos. "Los cinco reinos" es una denominación de España; es decir, "los cinco reinos" quiere decir "España".. Con los cinco reinos pasa como con los site sabios de Grecia, que no eran siete, y además hay listas un poco diferentes. Fundamentalmente los cinco reinos son León, Castilla, Navarra, Aragón y Portugal. Pero resulta que al cabo de algún tiempo, no mucho, , Castilla y León aparecen como un solo reino, y entonces quedan solo cuatro, pero se sigue hablando de los cinco reinos. ¿Cuál es el quinto?... ¡Granada!. Dirán ustedes "Pero si Granada es musulmana...". Pues sí. No importa Ustedes saben que desde el siglo XIV Granada es un reino trubutario de Castilla y paga parias (impuestos) al rey de Castilla. Era una renta muy saneada. Es decir, se considera que es un reino más de España, sin duda alguna, donde reina un rey musulmán. Y no ha sido reconquistado todavía, y lo interesante es que no hay mucha prisa, porque la cosa no va mal. Es un reino manso, un reino bastante domesticado, que no plantea grandes problemas y que paga cuantiosos tributos.
Ustedes saben que la Reconquista se pone "au ralenti" desde 1340. Después de la batalla del Salado, que es la última batalla en serio que se da, cuando muere Alfonso XI en 1350. La cosa queda un poco dormida. Se sigue hablando de la Reconquista. Hay que hacerlo y es un proyecto permanente... pero no se hace gran cosa. Hay que hacer que hacemos y hasta los Reyes Católicos sigue el hacer que hacemos y simplemente se convive con el reino de Granada y se cobran los impuestos. Pero cada vez entra en la mente de los españoles que es una parte de España, naturalmente. Sigue todavía el dominio musulmán y naturalmente hay que reconquistarlo, pero no hay prisa. Pasa un poco como con Gibraltar. Por supuesto que es español y todos creemos que debe volver a España y que es una infamia que no sea un territorio español... pero no creo que ningúin español haya perdido una noche de sueño por esto.
La realidad humana es compleja y muchas veces biselada, comolos espejos. Y son igualmente verdad las dos cosas. Pues bien, esta es la situación de los castellanos con el reino de Granada durante casi siglo y medio. Se toman temporadas muy largas.
Y estoy tratando de que ustedes hagan un poco de uso de la imaginación. No les doy grandes noticias y todo lo que estoy diciendo lo sabe todo el mundo...Unicamente les estoy invitando a usar la imaginación, a tratar de ser ustedes por un rato -durante una hora- españoles medievales y tratar de ver cómo se podía ver aquello, cómo se sentían y qué es lo que esperaban o no esperaban, lo esperaban con impacienciao lo esperaban con calma.
Para que se den cuenta de cuál era la actitud, por ejemplo, en 1330 (veinte años antes de la muerte de Alfonso XI), el infante don Juan Manuel habla de la guerra entre cristianos y moros "fasta que hayan cobrado los cristianos las tierras que los moros les tienen forçadas", dice don Juan Manuel. Es decir, siguen esas frases que hemos visto aparecer en la Crónoca Mozárabe, el año 754; casi literalmente las encontramos en la pluma tan docta y tan bien cortada del Infante Don Juan Manuel en 1330. Como ven, se toman los siglos con una cierta calma, pero sigue la voluntad misma, sigue el proyecto, sigue la pretensión de la reconquista. Las tierras están forzadas y esta lucha va a seguir hasta que se reconquiste.
Y esto va a ocurrir en enero de 1492, después de una guerra relámpago, una especie de "Blitzkrieg", como los de Hitler, pero que duró diez años, lo cual era naturalmente un soplo de tiempo; estamos moviéndonos en siglos y siglos. Una campaña que dura diez años - la guerra de Granada duró diez años- es algo inaudito. Naturalmente, como que fue la primera guerra moderna, no una guerra medieval. Es una guerra totalmente distinta desde todos los puntosde vista. Esa guertra pertenece a otro género. Al decirle a ustedes "no es una guerra medieval", "es una guerra pre-moderna" desde el punto de vista militar, lo cual sí es verdad: fue muy distinta a las demás. Pero en definitiva ocurre lo siguiente. Es que esa guerra de Granada no es el término de la reconquista castellana. Es la Reconquista española. Es decir, que quien reconquista Granada no es Castilla, fue primariamente Castilla, pero no Castilla como tal: es España. Es uno de los grandes hechos de España como tal. Es decir, no pertenece a la serie. No se puede poner a la guerra de Granada linea con las campañas sucesivas de los aragoneses, por una parte, de los navarros, de los castellanos principalmente a lo largo de la Edad Media, hasta el siglo XIV. No. Es algo nuevo; es un tipo de guerra distinta. El sujeto es distinto. La que acaba la Reconquista es España. Hizo falta inventar España, precisamente para acabar la Reconquista. Y por tanto hubo que llegar a algo nuevo. Hubo que llegar a una concepción distinta. Esa idea de la España perdida, que había mantenido viva la pretensión de la Reconquista durante bastante mas de siete siglos, se transforma: Va a ser la España encontrada. La España descubierta. La España recobrada. Una España que en definitiva no había existido nunca. Y ahí viene el otro sentido de la invención: Es una España inventada. Es una España que inventan castellanos y aragoneses en los últimos decenios del siglo XV. Y esa España es justamente la que termina la Reconquista. Pero claro, tenemos que entender cuál es la invención. Hemos visto cómo se inventa España. Si ustedes tienen interés y un poco de paciencia, el lunes próximo trataremos de ver qué es esa España que se inventa.
APAÑÓ dijo en su comentario:
ResponderEliminar¡Bravo!
Excelente labor pedagógica, sin duda necesaria en nuestra adormecida sociedad talantera.
Estamos ante una tercera invasión en ciernes, y ahora no es un ejército de 50.000 hombres el que nos amenaza, sino cientos de miles de familias musulmanas que, pacientemente y a través del vientre de sus mujeres, no esperarán 8 siglos, ni muhco menos, para volver a islamizar la península.
Saludos y ¡Arriba España!
Gracias a Dios, el bueno de Marías pudo hacer realidad su proyecto aquí citado: "la España inteligible", un libro que recomiendo fervientemente a todo español de bien que desee conocerse a sí mismo y saber quiénes fuimos y, por tanto, quiénes somos y debemos ser.
ResponderEliminarSaludos y ¡Arriba España!
Ya sabía yo que te gustaría esta entrada. En cierta medida es una dedicatoria a "La España que hace daño".
ResponderEliminar"¡Cagoendiez!". Hoy, veintitantos años después es cuando alcanzo a valorar la suerte que he tenido de conocer en persona a D. Julián con las tertulias tras las clases. Menos mal que tengo todas las conferencias mecanografiadas. Y el fin de semana en casa, buscando algo para leer abrí el estante y salió esto y me dije..."Hostia!, esto es canela fina para divulgarlo"
Ya publicaré unas mas.
Me alegro que te guste.
Un saludo.
¿Cómo no habría de gustarme?
ResponderEliminarTodo el artículo está henchido de VERDAD y, sobre todo, de espíritu orteguiano, pues cada reflexión de Marías se encuentra fuertemente inspirada en el raciovitalismo de Ortega y la razón histórica de las Españas.
Siento, pero, que tan loable labor divulgativa haya de caer "en saco roto" en esta España dolorosa.
Yo no estudié la carrera de filosofía, pero entre mis lecturas se encuentran, ¡cómo no!, las obras de Ortega, Marías, Unamuno, Zubiri y José Antonio.
Cinco perspectivas, que diría el maestro, necesarias para entender y aprehender la unicidad de la VERDAD de las Españas.
Espero impaciente próximas entregas...
Saludos y ¡Arriba España!
ll
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