GRACIAS, SEÑOR

Tengo mi propio negocio, un comercio al por menor, y es desde él donde redacto "Rafa España". Las cosas no van como uno quisiera, ya sabéis, la crisis está causando estragos en el pequeño comercio.

Hay tantas cosas de las que me hubiera gustado comentaros últimamente desde este humilde espacio... pero me ha sido imposible, ¡a Dios gracias!, a Dios gracias porque llevo una semana trabajando a pleno rendimiento. Es como si el Señor le hubiera susurrado al oído de mis clientes que se acerquen a mi establecimiento.

Sé que muchos compañeros de gremio las están pasando canutas -como un servidor- pero la providencia, y no puede ser de otra manera, hace que pueda seguir al pie del cañón.

Mis clientes suelen comentar mi permanente buen humor. Dicen:

- "¡Qué contento estás siempre!"

A todos les contesto los motivos de mi felicidad.

- "Es que esta noche he dormido en mi cama".

Como no suelen caer en cuenta, les explico que es una gran suerte el dormir en cama propia. Vivo en Madrid y hay que hacer el esfuerzo mental para imaginarse en fila de a uno las todas camas ocupadas de todos los hospitales de Madrid, las camas de todos los que están en las cárceles. Es una gran suerte dormir cada noche en la cama de uno.

Pero ahí no para la cosa. En mi casa, tengo tres artilugios de los que sale agua. Agua de la buena, de la que se puede beber...¡Dentro de casa! y la puedo poner justo a la temperatura que me apetece. ¿No es maravilloso?.

Y en la cocina, tengo una nevera en la que tengo yogures, queso, verdura... Cuantas veces llego a casa y me abro un refresco y a lo mejor ni me lo termino.¿No es una gran suerte?

Para aquellos a los que no se maravillan de lo que les cuento, les pongo seis monedas en la mano y les invito a que las tiren al suelo. Las monedas caen cada una por su lado y siempre una termina apartada, en su propia baldosa, apartada del resto. Cada una de las monedas representan mil millones de personas del planeta tierra. Cinco de las seis han ido a caer donde hay guerras, pasan hambre, injusticias, persecuciones, dictaduras, ignorancia... Solo una, nosotros, como mucho mil millones de habitantes de la tierra hemos ido a caer donde se come todos los días, donde hay medios de sanar una apendicitis, o medicamentos para un simple dolor de cabeza. Y dentro de lo que llamamos el primer mundo... no en un sitio cualquiera. He ido a caer en España, donde el clima no sacude con los rigores del norte de Europa, brilla el sol, nuestro idioma es hablado por gran parte de la humanidad, donde podemos sentirnos de nuestra Historia.

Hay que pensar que ha sido la mano de Dios la que nos ha echado a vivir en la Tierra y ..¿Qué méritos he hecho yo para esta suerte?. ¿Qué pecado ha cometido el niño que ve la luz en esos países de África entre guerras, enfermedades y hambre?

Algo hay que hacer, y está en nuestras manos. En primer lugar hay que estar agradecidos a Dios y aprender a valorar lo que nos rodea, a cada momento, a cada gesto. Y en segundo lugar hacer lo que cada uno pueda disponer en ayudar al prójimo necesitado. No hace falta viajar con las ONG`s, que por otra parte ya sabéis lo que pueden llegar a ser muchas de ellas. Los hospitales están llenos de niños enfermos a los que todos podemos ayudar. Tan solo hay que ir al mas próximo e informarse de lo que podemos hacer. Igualmente con los ancianos en las residencias. Con los indigentes, a los que podéis echar un cable desde "Poesía que promete".

Por todo ello y por lo que decía al principio de ayudarme en el trabajo, hago público, desde aquí, mi agradecimiento al Señor, Nuestro Dios.