NUESTRO CAMARADA RAFAEL

Sirva esta entrada como colofón de lujo a la temporada que, antes de tomarme unos días de vacaciones, doy por concluída hasta Septiembre.

No lo puedo negar. Soy un ferviente admirador suyo. Su manejo del lenguaje escrito, la oportuna acepción de cada palabra, la valentía en el contenido, la palabra gruesa siempre conveniente, la certera definición...

Su prodigiosa "memoria histórica" hace de él una aguda hemeroteca volcada en su blog "Mi Libre Opinión".

Me refiero a Rafael C. Estremera, el General Estremera, que ha tenido a bien hablarnos un poco de él contestando unas cuantas preguntas que le remití.

No tengo palabras para expresate, querido Rafael, mi agradecimiento por tu desinteresada colaboración.

Para muchos de nosotros, el año 75 nos pilló en pañales y chupete. Creo que tu ya tenías conocimiento de causa a la muerte de Franco. ¿Cómo recuerdas aquel 20 de nov del 75?. ¿Fuiste a "la cola"?. ¿Cómo discurrió para tí aquél día?.

El 20 de noviembre del 75 me pilló con 17 años cumplidos dos días antes.

Lo primero que recuerdo es que un amigo me llamó para avisármelo, así como que en la radio habían dicho que habría tres días de luto y no había clase. Nos fuimos de todas formas a Instituto y luego, comprobado que en efecto no había clases, nos volvimos a casa tranquilamente.

Vivía entonces en un barrio netamente obrero, que pocos años después se vería sacudido por la droga pero que entonces estaba habitado por buena gente, trabajadora, honrada y tranquila, que seguía su vida normalmente. A pesar de todo, había un cierto aire de tristeza o acaso preocupación. Desde luego, en ningún caso de alegría. Ni se vio en las calles del barrio más Policía que de costumbre -alguna patrulla muy de vez en vez-, ni hubo nada especial con respecto al orden público.

Bastantes vecinos fueron a "la cola". Yo no. Tenía la sensación de que había fallecido alguien conocido, pero no próximo. Sin embargo, cuando escuché a Arias Navarro leer en televisión el Testamento Político de Franco, se me saltaron las lágrimas.

A los 17 años recién cumplidos, nunca me había interesado la política, ni sabía nada de nada sobre esos temas. El Régimen pecó de una absoluta falta de ideologización, por mucho que ahora digan que la Formación del Espíritu Nacional -la Política, como todos la llamábamos- fue como la actual Educación para la Ciudadanía. Falsedad absoluta, y demostrable con algunos libros de texto que aún conservo.

Empecé a ser franquista dos días después. Justo dos días después, el 22 de noviembre de 1975, día de la coronación del entonces Príncipe Juan Carlos. Sin razones aún -pero con sensaciones- porque sería ridículo pretender que entendí lo que había detrás de las palabras en el discurso del ya Juan Carlos I. Eso lo entendería mas tarde, pero la sensación no era buena. Franco merecía -así lo sentía- algo más que palabras altisonantes y hueras; merecía lo que, por otra parte, mostraba la televisión: las interminables colas de gentes de toda condición y edad, para rendirle un último homenaje. Sentí -más tarde le pondría vestiduras de razón- que el pueblo había dado la talla y aquellos figurones, no. Por eso digo que soy franquista emocional.

Muy poco más tarde pasé a ser franquista visceral, por la náusea que me producían los ataques a Franco -lanzadas a moro muerto-, y el consentimiento de los que todo se lo debían. En cierta forma, puedo decir que llegué al Nacionalsindicalismo por el asco que me daban los demás.

Siguiendo echando la vista atrás. ¿Donde te pilló el 23 - F?

Es curioso cómo aquél día está grabado en la memoria de todos los que lo vivimos con edad suficiente para recordar.

Sobre las seis y media de la tarde de aquél lunes, salía de ver el que ahora es mi domicilio. En la calle noté una turbamulta de coches policiales y sirenas, pero no supe nada hasta que al llegar a casa puse la radio. Tenía la costumbre de escuchar radio Intercontinental porque tenía boletines cada media hora y daba la noticia a palo seco, casi como salía de los teletipos, sin comentarios.

En cuanto supe lo que ocurría llamé a mi Jefe de Distrito de Fuerza Nueva. Él estaba trabajando, pero trataba de conectar con alguien que le dijera algo. Pero nadie dijo nada, lo que demuestra que la famosa "trama civil" -que la hubo, por supuesto- no correspondía a las entonces llamadas Fuerzas Nacionales.

La trama civil fue la de la propia UCD, el PSOE y el PCE, pues de los tres partidos había ministros en la lista de Armada. Difícilmente iba a existir una trama civil "nacional", cuando el único diputado de Unión Nacional -coalición de Fuera Nueva y Falange Española de las JONS-, Blas Piñar, fue retenido de igual forma que los demás, y no se le tuvo en cuenta para nada; y cuando a los militantes de ambas organizaciones no nos llegaron ni órdenes de nuestros mandos, ni solicitud de colaboración alguna.

Por mi parte, como no hubo ninguna consigna y tenía en casa tres personas mayores -y bastante asustadas, porque habían vivido la guerra-, me quedé allí, a la espera de unas órdenes que no llegaron.

Para los que ya peinamos canas y tenemos andado un trecho del camino, podemos echar la vista atrás y recordar a personas que nos hemos cruzado en la vida, que nos han marcado de una u otra manera y nos sirven de referentes. ¿De quién nos puedes hablar? (Un profesor, el párroco...un camarada...)

Cada ser humano es la suma de lo que ha vivido, así es que me ha dejado huella mucha gente. No quisiera olvidarme de nadie, pero podría afirmar que -además de la familia- me han marcado algunos de los profesores que tuve y algunos camaradas, para bien. Para mal, también algunos profesores y algunos amigos y algunos camaradas.

De los profesores, y para bien, recuerdo especialmente a tres. Uno, don Juan, que me enseñó Lengua, Literatura y Filosofía, y es en buena parte el culpable de que me diera por escribir y aún siga en ello. Don Antonio, que consiguió que las Matemáticas, la Química y la Física no me fueran totalmente incomprensibles. Y don Vicente, que me enseñó a conocer el mundo -geografía, geología, biología...- y el hombre -historia-, desde el emblema del Tercio que tatuaba su brazo. Fueron tres maestros duros y justos, que me enseñaron a pensar, a preguntar los porqués y los cómos. Y también a disfrutar con un buen sentido del humor, que no es incompatible con el razonamiento ni mucho menos.

Para mal, recuerdo a la mayor parte de los profesores de la Universidad de entonces, 1976 en adelante. De ellos aprendí lo que no es una Universidad, lo que no es un intelectual y lo que no es un profesor. El único que recuerdo con respeto era un comunista que enseñaba Geografía.

De entre los camaradas, sin duda a todos ellos; pero de forma muy especial a los que fueron mi Jefe y Subjefe de Distrito. El primero era un falangista de siempre -su padre y tío fueron dos de aquellos "mocosos" que se jugaron mil veces la vida en la quinta columna del Madrid rojo-, con el que aprendí el sentido de la palabra camarada, y que lo somos todos los que vestimos la camisa azul, sea en un grupo o en otro. Del segundo, aprendí que no hacían falta antecedentes políticos para ser un español de una pieza. Y de ambos y otros muchos camaradas, la alegría del servicio, del trabajo en común y de la camaradería.

Posteriormente, ya en la etapa de Juntas Españolas, conocí a mucha y muy buena gente. Pero entre todos destacó Luis Tapia Aguirrebengoa. El coronel Tapia, legionario, era la viva figura de uno de aquellos capitanes de los Tercios que asombraron al mundo.

Y ya en los momentos más recientes, no quiero dejar de citar a los camaradas de este mundillo de Internet: Azulmahón, 27 Puntos, Álvaro Romero, Rafa España, que te sonará de algo...

Y una mención especial para Arturo Robsy, escritor genial donde los haya al que ninguna editorial de hoy le publicará un libro, falangista de pro, hombre culto y de buen humor, camarada sin adjetivos.

También un camarada al que no conocí más que por sus obras: Rafael García Serrano. Sin palabras. Que cada cual ponga lo mejor que se le ocurra, y se quedará corto.

Política ficción. Elecciones generales 2012. "El Rajoy" gana al ZP . ¿Y...qué esperas del moñigote si gana?

Nada. Así de claro y de rotundo. La España que queremos y que el mundo necesita no va a salir de un PP cobarde, acomodaticio y permanentemente acojonado.

Quizá la única verdad que ha dicho Rodríguez Zapatero es que el PP siempre acaba en donde el PSOE ya ha estado. Así pasa con la Ley de Aborto anterior a la de doña Bibiana: que el PP, que en su día estuvo en contra con muy buen sentido, ahora la propone como panacea y modelo a conservar. Así ocurre con la renovación de Estatutos de Autonomía: está contra el de Cataluña por inconstitucional, pero presenta el de Valencia, que lo calca en temas fundamentales, y hasta se permite una cláusula "de arrastre", para pedir en el futuro todo lo que obtengan los catalanes. Recientemente se ha sabido que algunos concejales del PP se han sumado a la recua independentista en Baleares, sin que en la calle Génova hayan movido un expediente disciplinario.

El Partido Popular negoció con ETA; el Partido Popular concedió transferencias a las regiones más separatistas a cambio de los votos que necesitaba para llevar a Aznar a La Moncloa; el Partido Popular mantuvo la Ley de aborto socialista sin tocar una coma, y en las regiones donde gobierna subvenciona los abortos en clínicas privadas. El PP fue el que autorizó la llamada "píldora de día después", poniendo los cimientos para el actual consumo libre. Por último, el PP hizo una política económica relativamente afortunada, porque vendió todas las empresas rentables del sector público, condenando a España a ser un país de servicios, los criados de la UE, a medio camino entre chiringuito playero y casa de lenocinio.

Y no veo motivo alguno para que en un futuro rajoyesco sea distinto. Si por casualidad ganase las elecciones del 2012 Marianico "el corto", se dedicaría a tocar aquí y allá la cuestión económica, pero los retos fundamentales para recuperar el espíritu de España los dejaría de lado.

¿Volverá a amanecer en España algún día?

Si. Aunque nosotros no lo veamos, si.

¿Ves evitable que nos volvamos a dar de gorrazos entre españoles?

Los separatistas y los rojos andan empeñados en repetir lo mismo, de la mano del iluminado Rodríguez, que quiere a toda costa que la guerra la gane su abuelo.

Decía Rafael García Serrano que es cierto que dos no se pegan si uno no quiere, pero que el que no quiere se lleva todas las bofetadas. Por ahí anda la cosa: dependerá de si la mitad de España se deja correr a gorrazos por la otra media, que gallea como si tuviera de qué, o si decide que, gorrazo por gorrazo, aquí todos tenemos manos.

No parece que esa media España que de nuevo quieren masacrar los rojos tenga hoy día muchas manos, y menos ganas de utilizarlas. Pero también en el 36 había pocos dispuestos a hacer frente a la ola asiática. Sólo la Falange y el Requeté, que numéricamente no eran gran cosa pero espiritualmente fueron lo suficiente.

Volviendo a la pregunta concreta, veo a los rojos -son ellos los que se llaman así- muy crecidos, muy lanzados a demonizar y triturar al que no piense como ellos. Y veo a la derecha muy cobarde, muy acongojada -y lo otro-, y muy mediocre. O sea, lo natural. Con estos antecedentes, creo que la vuelta a los gorrazos es bastante probable.

El problema de hoy es que en España ya no hay Ejército -esto es, pueblo en armas- sino funcionarios del Ministerio de Defensa o mercenarios. Porque el que entra en el Ejército sin más motivación que el sueldo, es -lo dice nuestra madre Academia- un mercenario. Así, es impensable una guerra civil, tanto por las circunstancias internacionales como por la falta de valores morales, entendiendo lo moral en su sentido puramente etimológico, esto es, de las costumbres. Será una caza al hombre, en la que los rojos pretenderán eliminar físicamente al adversario, en la que las derechas se dejarán cazar como conejos, y en la que algunos venderemos el pellejo tan caro como podamos.

Unidad nacional ¿Es evitable la secesión de Cataluña y Vascongadas? ¿Cómo?

La única forma de intentar evitar la secesión -no sólo de Cataluña y Vascongadas, sino de todas las regiones- es aplicar a rajatabla la Ley vigente. Sin interpretaciones ni concesiones.

Cataluña, con la mamarrachada del Estatuto y la sentencia del Tribunal Constitucional, ha dado en los últimos meses motivo mas que suficiente para que, con la Constitución en la mano -artículo 155-, se anule su autonomía. Y si hubiera algún pronunciamiento en contra, con la aplicación del artículo 8º, que encomienda la preservación de la unidad nacional a las Fuerzas Armadas.

Tampoco vendría mal una legislación como la francesa, que prohíbe taxativamente cualquier partido o asociación cuya finalidad sea la secesión de un territorio de la República Francesa. ¿No queremos ser tan europeos? Pues tomemos ejemplo.

La actuación, en todo caso, debe ser rápida y contundente. No se puede dejar tiempo a que ocurra como en Kosovo, porque a los países que mangonean en la UE -Francia, Alemania, Inglaterra- le interesa un batiburrillo de estaditos con los que jugar a extender sus influencias y sus mercados. No han aprendido nada del polvorín de los Balcanes que originó la GMI.

¿Madridista, verdad?. ¿Qué te parece la política de fichajes de Florentino Pérez?. La incorporación en el equipo de futbolistas de medio mundo ¿obedece más a lo económico-financiero que a lo deportivo?. ¿Que diferencias encuentras entre Florentino y D. Santiago?.

Madridista, si. Y de todos los equipos españoles en cuanto salgan de nuestras fronteras. Digo de los equipos españoles; esto es, de los que en sus triunfos pasean la Bandera de España.

Creo que la política de fichajes de Florentino Pérez obedece bastante a lo económico, pero también a un deseo de obtener resultados inmediatos. Diría que mitad por mitad de interés mediático -vender camisetas, giras por el extranjero, derechos televisivos en medio mundo-, y de necesidad de triunfar antes de las próximas elecciones. No se atreve a plantear un proyecto que requiera unos años para empezar a dar resultados.

Esa puede ser la diferencia entre Florentino Pérez y Santiago Bernabéu. En cierta forma -y para solaz de los que dicen que el Real Madrid era el "equipo del Régimen"-, podríamos hacer el paralelismo de Florentino Pérez con cualquier Presidente del Gobierno de esta democracia, acuciado por la necesidad de mantener el entusiasmo de sus "bases"; y de Bernabéu con Franco, tranquilo, sabiendo que para recoger la cosecha hay que dar tiempo al tiempo, planificando el futuro con confianza y buena vista.

El Real Madrid, desde hace bastantes años, no tiene identidad de equipo; hace un juego ramplón y aburrido, pro se ha ido salvando gracias a las individualidades. Esperemos que vuelva a encontrar la garra que le ha hecho nueve veces Campeón de Europa.

Sufrimos una corriente que se vienen a llamar "laicista", que más bien es anticlerical. ¿Está la IGLESIA respondiendo con la suficiente contundencia?.

La Iglesia, como Institución que ha sobrevivido durante veinte siglos, es experta en contemporizar. Quizá sea una buena forma de perdurar, pero a mí me parece que nadar y guardar la ropa no siempre da buen resultado.

Puedo equivocarme, evidentemente, y que dentro de unas décadas los estudiosos se asombren de la sabiduría desplegada por la Institución eclesiástica en estos días que vivimos, pero creo que su actitud no es la más adecuada. Una cosa es la mansedumbre, el poner la otra mejilla, y otra el callar las verdades para no molestar. Si todo consistiera en dejarse apalear, y callar ante cualquier desmán, no habría mártires

La Iglesia española, en particular, está bastante descentrada desde el Concilio Vaticano II. A partir de él -y en muchas ocasiones tomando el rábano por las hojas-, inició la separación del Régimen de Franco y fue a caer al extremo contrario para congraciarse con los descendientes políticos de los que habían martirizado a la Iglesia española en el 36. Y, en ocasiones, con los mismos asesinos.

Hace poco causó escándalo el caso de esos curas de una Parroquia de Madrid, que daban la Comunión con cachos de pan, o rosquillas, y a donde fue el señor Bono a desayunar. En los años 70 -ya desde el principio de la década, viviendo Franco- eso era común. El que viviera aquél tiempo recordará los famosos padre Llanos, el curo Paco, el cura Xiriñachs que hace poco se suicidó, los curas terroristas, los curas que abrían sus iglesias a huelguistas, manifestantes, niñatos pijos metidos a revolucionarios, altares convertidos en mesas de banquete, sacristías transformadas en lupanares... Y todo ello de mil amores, no porque les apremiara la concesión de asilo.

Pablo VI, que durante mucho tiempo se dejó ganar por el deseo de venganza hacia Franco -un hermano del Papa murió luchando en la Brigada Garibaldi, en nuestra guerra- al final lo dijo claro: el humo de Satanás había entrado en la Iglesia. Pero el daño estaba hecho.

Desde entonces, la Iglesia española no levanta cabeza, y si hubo algún Obispo que levantó la voz -tímidamente- contra lo que había, muchos más callaron indecorosamente y protegieron a sus curitas progres. Cuando vieron las orejas al lobo -divorcio, aborto, anticlericalismo en la educación- no pudieron compaginar la respuesta lógica y valiente con el pasado cómplice. La jerarquía tuvo miedo de que se le desmandasen los "pastores" y se les fueran las "ovejas", y dieron una de cal y otra de arena. El resultado es que cada vez quedan menos curas, y cada vez las "ovejas" son mas una simple fachada.

Seminarios vacíos, no hay vocaciones. ¿Debe plantearse la iglesia descartar el celibato?

Casi está respondido con lo anterior. No hay vocaciones porque no hay posturas claras ni fervor auténtico. Es todo puramente gestual, parafernalia sin contenido.

Una gran parte de la gente que se dice católica y que va a Misa, lo hace por pura costumbre. Son católicos, pero se divorcian; son católicas, pero abortan; son católicos, pero copulan como bonobos con la primera o el primero que encuentran; son católicos pero votan PSOE o PP -ambas corrientes de pensamiento, socialismo y liberalismo, condenadas por la Iglesia-; son católicos, pero de puerta de la iglesia para adentro; hacia fuera no son capaces de decirlo, por no molestar. O por miedo.

Y el clero mira hacia otra parte. Sigue admitiendo a la Comunión a los excomulgados notorios: divorciados, abortistas, perjuros...

Sé que Dios es perdón, y que la Iglesia perdona al arrepentido. Ahí está el problema: que buena parte de los que se consideran católicos ni siquiera piensan que deban arrepentirse de algo. Y ahí está la diferencia: el católico de verdad -más allá del puro formulismo- no es perfecto; se equivoca y obra mal como cualquiera; pero sabe que está mal y se arrepiente.

¿Qué vocación puede surgir entre esta tibieza?

No se si abandonar el celibato facilitaría nuevas promociones de curas. Pero si así fuese, lo que veo claro es que no serían curas -lo que entendemos por curas-; serían como los pastores protestantes, una especie de funcionarios de la Iglesia.

¿Taurino?. ¿Algún torero preferido?.

Taurino, en efecto. No soy gran entendedor, ni voy a la plaza con frecuencia, ni siquiera puedo siempre ver enteras las corridas que televisan, pero taurino.

Creo que la fiesta de los toros es algo muy propio del carácter español. En todo el Mediterráneo hubo en la antigüedad fiestas con toros por medio, desde el culto a Mitra de los persas, luego extendido por los legionarios romanos, hasta el alanceamiento de toros en los mejores agasajos castellanos.

Los toros sólo han perdurado en España, en los países de América más próximos al carácter español, y en la zona fronteriza de Francia. ¿Por qué desaparecieron de Italia, de Grecia, del Sur de América? No creo que en los siglos XVIII y XIX preocupara mucho el posible sufrimiento de los animales. Desaparecieron porque esos pueblos no tenían el carácter de los españoles y americanos que los mantuvieron. Ni -yéndonos hacia atrás- el de los legionarios romanos.

No puedo decir que tenga algún torero preferido. En realidad, soy un aficionado más filosófico que practicante.

En "Mi libre opinión" nos recibes con marchas militares. Tus preferencias musicales son...

De entrada, no soy demasiado musicófilo. Opino, con Napoleón, que la música es el menos molesto de los ruidos. Y no siempre.

Sin embargo, por citar algo, dos estilos tan dispares como Pink Floid y Camilo Sesto. Aunque no sea mi preferida, no le hago ascos a la música clásica -la "polonesa heroica" de Chopin es una maravilla-, y, por supuesto, la militar. En este caso, más que por la música en sí, por lo que representa. Quien no se haya cantado por lo bajo el Himno de la Infantería para procurarse algún valor, que arroje la primera corchea.

¿Y preferencias gastronómicas?

Hago honor a mis antepasados de "la dura estepa castellana", los del tiempo en que no se hablaba de proteínas, sino de asar corderos, y los múltiples productos del cerdo eran -además de una patente de cristiano viejo- un manjar que no sabía de colesteroles. Esto es, que soy más carnívoro que otra cosa, y no me llevo nada bien con el pescado ni los vegetales.

También, por supuesto, la tortilla de patatas -a palo seco, sin cebolla ni otros ingredientes advenedizos-, manjar digno del genial Zumalacárregui para quien -cuentan viejas consejas- se la inventó una campesina navarra.

El mejor sitio para ir de vacaciones.....

Alguna playa mediterránea en la segunda mitad de junio, antes de las aglomeraciones, o la llamada "sierra pobre" de Madrid. Me gustó mucho el Guardamar del Segura de hace una década larga, aunque no se cómo estará ahora.

Desde hace muchos años, mi mejor sitio para vacaciones es mi casa. Mi situación familiar no me permite viajar, y además me gusta aprovechar el tiempo libre para hacer lo que nunca hay ocasión cuando estoy trabajando.

Además de deleitarnos en "Mi libre opinión" con tu jocosa visión de la actualidad política, ¿Alguna otra afición? (Deporte, lectura, maquetas...)

Gracias, Rafa.

Mi mayor afición es el periodismo "de redacción"; es decir, andar a vueltas con los artículos, las fotos, los titulares; encajar todo eso en una página y en una publicación, y gestionar las ventas, las suscripciones... En fin, el proceso entero de un periódico.

Estas cosas, con el desarrollo de Internet, ya no son prácticas; por eso he llevado a "mi libre opinión" todo lo que he podido de mis etapas como director de publicaciones de papel.

Además, tengo otras muchas aficiones. Hacer maquetas, claro; pero no de esas que se compran prefabricadas y sólo hay que montar. Lo que me gusta es inventármelas de principio a fin, y así, tengo a medio hacer -y sabe Dios cuándo volveré a ella- la maqueta de un tren eléctrico en la que lo único comprado es el material netamente "ferroviario". El resto -las estaciones, los paisajes, las casas- me lo fui haciendo a mi aire.

También me gusta reciclar -esto es: reutilizar-, pero en serio, no como nos dice el Ayuntamiento. Por ejemplo, con los embalajes de cartón se pueden hacer unos muebles muy útiles y baratitos.
Leer, mas que una afición, para mi es una necesidad. No puedo dedicarle tanto tiempo como quisiera, pero no pasa un día sin haber leído algo. Además de la prensa, quiero decir. La lectura es básica para aprender a escribir, que no es sólo juntar letras como ahora parece la norma educativa. Por lo menos, lo era en mi juventud, cuando las ediciones se cuidaban y corregían adecuadamente, aspecto que los correctores ortográficos informatizados han perjudicado mucho.

A propósito de la lectura, ¿algún autor o libro preferido?

Muchos, pero especialmente José Antonio Primo de Rivera, Rafael García Serrano y Ángel Palomino, en cuanto autores.

Puede parecer extraño que coloque a José Antonio como escritor, pero es que en cualquiera de sus artículos, ensayos o discursos, además de la doctrina política hay una enorme belleza literaria.

Rafael García Serrano es, para mí, el mejor escritor en lengua española de todos los tiempos, con permiso de Cervantes, Quevedo, Pérez Galdós o Vizcaíno Casas. Nadie puede decir que le gusta leer, si no se ha leído de arriba a abajo la obra del maestro Rafael. Y ahora vuelve a ser fácil, porque cada año se está reeditando una obra nueva. El pasado, "Plaza del Castillo"; este, "Diccionario para un macuto". Su "V Centenario" nos anticipó, hace más de dos décadas, lo que vamos a vivir pasado mañana. Es un escritor imprescindible.

Y Ángel Palomino, militar y escritor, cuyo "Bosnios para un nuevo Guernica" nos da el reflejo de las Vascongadas actuales, y cuyo "Caudillo" es una biografía completa de Franco, y con el mejor estilo del autor.

También la saga de Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte, y las muchas y no publicadas obras de Arturo Robsy.

Muchas gracias, mi General.