El escritor y ex diplomático Miguel Serrano, uno de los máximos exponentes de la "Generación del 38" y figura principal del nazismo chileno, murió este fin de semana en Santiago, a los 91 años, a causa de un derrame cerebral.
Miguel Serrano , fue embajador de Chile en la India, Austria y Yugoslavia. Pasando por gobiernos de distinto signo que reconocieron su capacidad sin discriminarlo por su simpatía hacia Hitler o sus ideas esotéricas. Fue amigo de autores tan relevantes como Herman Hesse y Carl Jung, además de desarrollar vínculos de amistad con personalidades claves como el Dalai Lama o Indira Gandhi. Pero sus libros no se leen y es probable que si algún medio hace una nota sobre su vida se ponga el acento en sus imágenes con el brazo levantado, haciendo el saludo nazi.
Serrano se definía como alguien "que ha sentido, que ha visto y ha sufrido todo hasta la esencia", y sostenía que su objetivo era recuperar para las nuevas generaciones "el sentido trágico de la existencia con que habitó esta tierra" su generación.
Sin embargo, pese a sus méritos en las letras, nunca recibió el Premio Nacional de Literatura. "Sabía que no iban a dárselo por el tema del nacionalsocialismo, que fue una parte importante, aunque pequeña, en su literatura", asegura su hijo José Miguel. Su obra siempre quedó a la sombra de su tendencia política, aunque lo cierto es que sus temas también se adentraron en la filosofía, la religión, y los mitos y leyendas, lo que lo acercó a figuras de distintas corrientes y color político. "Las personas que más conocían y apreciaban a mi papá eran los socialistas. Entre ellos hay intelectuales destacados que pueden dejar de lado los estigmas y ven el verdadero valor que tienen las personas, en cambio la derecha se avergonzaba de algunas cosas"
Como él mismo dijera de Savitri Devi, fue un hombre destinado a triunfar misticamente, en todos los continentes y en los futuros milenios, si es que aún los hay.
D.E.P.
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